La mayoría de las organizaciones y empresas utilizan "herramientas comerciales" para gestionar todo o parte de su negocio. Estas herramientas, generalmente aprobadas por la Dirección General, responden a problemas de gestión de los procesos comerciales, contables, de RRHH, etc.
A menudo se han definido para responder a retos estratégicos y financieros. El objetivo principal es, sobre todo, alimentar los cuadros de mando, producir cifras clave para gestionar mejor la empresa y disponer de indicadores suficientes para tomar las decisiones adecuadas.
Sin embargo, las necesidades de los clientes, el entorno económico y competitivo, las geografías a las que se dirige, cambian, evolucionan o incluso pivotan. Las aplicaciones empresariales que en su momento, en el momento de su implantación, pudieron adaptarse a las necesidades de gestión de la empresa encuentran sus límites con el paso de los años.
Las empresas se ven obligadas a hacer evolucionar sus sistemas de información, o al menos sus herramientas digitales de trabajo, para adaptarse.
Algunos buscan romper los silos e implementar "herramientas de colaboración" junto a las soluciones ya utilizadas, mientras que otros intentan responder a los desafíos de la movilidad con herramientas que a menudo son extensiones de las existentes con los inherentes problemas de sincronización recurrentes. En 2018, los empleados franceses declararon* utilizar una media de 5,24 herramientas de productividad informática.
Por desgracia, todas estas herramientas implantadas a lo largo del tiempo obligan a los equipos a cuestionarse, a participar en formaciones a veces largas y costosas, a cambiar sus hábitos de trabajo y a modificar las organizaciones para ajustarse mejor a las limitaciones impuestas por las nuevas herramientas.
Losresponsables operativos, que a diario tienen que gestionar su negocio para responder a las expectativas de los clientes y a los cambios de dirección, están en el centro de la transformación digital. Enfrentados a los límites de las herramientas empresariales, los equipos están condenados a adaptarse. Se convierten en el motor de la propuesta y la aplicación de soluciones lo más cercanas posible a sus hábitos de trabajo, rápidas de aplicar y que puedan desarrollar con total autonomía.
Dicho esto, desde hace más de 30 años, cualquier equipo operativo de éxito utiliza los fundamentos del tratamiento de textos, y más concretamente las hojas de cálculo, para gestionar parte de su actividad o para compensar la falta de estas herramientas empresariales.
La hoja de cálculo es de fácil acceso y satisface desde las necesidades más sencillas hasta las más avanzadas para los usuarios avanzados.
El 48% de los empleados franceses dicen trabajar en modo colaborativo.
Sin embargo, en un contexto de gestión colaborativa, movilidad y explotación de datos, la hoja de cálculo también tiene algunas limitaciones importantes.
Por ello, los equipos actuales buscan y adoptan, además o en lugar de sus "herramientas empresariales" o "herramientas de colaboración", soluciones que respondan precisamente a los imperativos actuales y que les permitan anticipar sus necesidades futuras. Se asemejan a una hoja de cálculo por su facilidad de uso y manejo, son completamente escalables por los propios usuarios, tienen todas las ventajas de una herramienta empresarial moderna al integrar de serie, una gestión fina de los derechos, un chat colaborativo, el archivo de archivos adjuntos (presupuestos, fotos...), formularios personalizables, acceso móvil en línea y fuera de línea, una apertura al mercado de las aplicaciones ....
Estas soluciones, diseñadas para adaptarse muy fácilmente a las necesidades de los equipos operativos, están experimentando un fuerte crecimiento de la demanda.
El empleado, usuario de estas soluciones sencillas, ágiles y a medida, vuelve así a estar en el centro de las organizaciones, para servir mejor a los clientes y, en definitiva, a la estrategia de la empresa... QED, todo el mundo sale ganando.